«¡Fürher, mi Fürher, concedido a mí por el Señor,
¡Protégeme y resguárdame mientras viva!
Tú has salvado a Alemania de la más profunda aflicción.
Hoy te doy gracias por mi pan cotidiano. Estáte mucho tiempo junto a mí, no me desampares.
¡Fürher, mi Führer, mi fe y mi luz! Heil, mein Fürher.»
Después de la comida:
«Gracias a ti por esta generosa comida. ¡Protector de la juventud y de los ancianos! Sé que tiene desvelos, pero no inquietudes. Estoy contigo día y noche, descansa tu cabeza en mi regazo.
¡Ten, mi Fürher, la seguridad de que eres grande!