Domingo, Mayo 05, 2024
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El Estado imperialista del fascismo

El Estado Fascista es una voluntad de potencia e imperio. La tradición romana es aquí una idea de fuerza. En la doctrina del Fascismo, el imperio no es solamente una expresión territorial, militar o mercantil, sino espiritual o moral. [. .. ] Los pueblos que nacen y resucitan son imperialistas, los pueblos que mueren son renunciadores. l ... l El Fascismo es la doctrina más adecuada para representar las tendencias, los estados del alma de un pueblo que, como el italiano, resurge después de varios siglos de abandono o de servidumbre extranjera.

Pero el imperio exige disciplina, coordinación de esfuerzos, deber y sacrificio. l ... l En este momento, más que nunca, los pueblos tienen sed de autoridad, de dirección y de orden. Si cada siglo tiene su doctrina, mil indicios demuestran que la del siglo actual es la del Fascismo. El Fascismo es una doctrina de vida, lo demuestra el hecho de que ha suscitado una fe, que la fe ha conquistado las almas, lo demuestra el hecho de que el Fascismo ha tenido sus héroes y sus mártires.

El Fascismo tiene ya en el mundo entero la universalidad que poseen todas las doctrinas que, al realizarse, representan una época en la historia del espíritu humano [ ... l.

Siendo antiindividualista, el sistema de vida fascista pone de relieve la importancia del Estado y reconoce al  individuo solo en la medida en que sus intereses coinciden con los del Estado. Se opone al liberalismo clásico que surgió como reacción al absolutismo y agotó su función histórica cuando el Estado se convirtió en la expresión de la conciencia y la voluntad del pueblo. El liberalismo negó al Estado en nombre del individuo; el fascismo reafirma los derechos del Estado como la expresión de la verdadera esencia de lo individual. La concepción fascista del Estado lo abarca todo; fuera de él no pueden existir, y menos aún valer, valores humanos y espirituales. Entendido de esta manera, el fascismo es totalitarismo, y el Estado Fascista, como síntesis y unidad que incluye todos los valores, interpreta, desarrolla y otorga poder adicional a la vida entera de un pueblo (…)

El Fascismo, en suma, no es solo un legislador y fundador de instituciones, sino un educador y un promotor de la vida espiritual. No intenta meramente remodelar las formas de vida, sino también su contenido, su carácter y su fe. Para lograr ese propósito impone la disciplina y hace uso de su autoridad, impregnando la mente y rigiendo con imperio indiscutible l .. ]

  

Benito MUSSOLlNI, Enciclopedia Italiana.  La doctrina del fascismo, Milán, 1932 

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