Domingo, Abril 28, 2024
Text Size

La crisis de 1929. Texto: la visión de André Maurois

EI 19 de octubre de 1929, en Stock Exchange, cinco millones de títulos cambiaron de manos con bajas de cinco a cuarenta puntos. El 24 de octubre, esta baja se acentuó y las acciones de Steel (empresa siderúrgica) bajaron a 195; Richard Whitney ofreció comprar veinticinco mil a 205; este sacrificio gratuito de 250.000 dólares estaba destinado a calmar el sentimiento de los amos de Wall Street: el público se equivocaba, Steel valía más de 205 y era preciso reaccionar. Miedo sin razón, pánico ridículo, decían los banqueros, y el presidente volvía con la misma canción: la crisis se habrá acabado en sesenta días -declaraba Hoover-. Comprad ahora. Pero en 1930, en 1931, mientras Hoover, romántico incorregible, proclamaba: la prosperidad nos espera en la próxima esquina, Steel caía de 100, a 50, a 30. En 1932 oí cómo una americana que llegaba a París decía en tono lúgubre: "Steel está a 22 (...); es el fin del mundo. Era, en efecto, el fin del mundo para un pueblo que había apostado todo en la mesa de la riqueza; las industrias, equipadas con perspectivas de producciones gigantescas, no encontraban compradores. El número de obreros parados aumentaba; hay en América, como en todos los países, un paro obrero endémico, y antes de la crisis se contaban dos millones de parados. Pero cuando, con la bajada de los precios, la falta de confianza y el crash de Wall Street, la gente dejó de comprar, el paro obrero aumentó en proporción geométrica.» 

André Maurois: Chartiers americains.

ERASMUS +