Lunes, Mayo 06, 2024
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El socialismo utópico: Charles Fourier

En el mecanismo civilizado hállase siempre la desgracia compuesta, en vez del encanto compuesto. Juzguémoslo por el trabajo. Es, dice la Escritura, un castigo impuesto al hombre. Adán y sus sucesores son condenados a ganar el pan con el sudor de sus frentes. He ahí ya una desgracia. Pero ese trabajo, ese ingrato trabajo del cual depende el ganar nuestro miserable pan, no lo obtenemos siempre tampoco. A un obrero le falta ese trabajo de que depende su subsistencia y lo pide en vano, ensayando a veces uno en el cual el fruto es para el dueño y no para él u otro cuyo mecanismo desconoce. El obrero civilizado experimenta una tercera desgracia por las enfermedades que suele contraer por el exceso de fatiga que se le exige ... y hasta una quinta desgracia: la de ser desgraciado y tratado de mendigo porque, falto de lo necesario, consiente en adquirirlo mediante un trabajo repugnante. Padece, en fin, una sexta desgracia, y es la de no obtener adelanto ni salario suficiente y que al fastidio de una dolencia presente se une la perspectiva de dolencias futuras y la de ser enviado a un calabozo cuando reclame ese trabajo que puede faltarle cualquier día.

 

El trabajo, sin embargo, hace las delicias de determinadas criaturas, como castores, abejas, hormigas, que son plenamente libres de preferir la inercia; pero Dios les ha provisto de un mecanismo especial que las aficiona a sus tareas, y les hace encontrar la felicidad en la industria. ¿Por qué no nos habría concedido el mismo beneficio que a esos animales? ¿Qué diferencia existe entre su condición industrial y la nuestra? Un ruso, un argelino, trabajan por temor al látigo o al palo; un francés, un inglés, por temor al hambre que golpea las puertas de su pobre hogar; los griegos y los romanos. de quienes tanto se nos ha alabado la libertad, trabajaban por la esclavitud y el temor al suplicio, como hoy los negros de nuestras colonias.

 

El trabajo socialista deberá, para ejercer una fuerte atracción sobre el pueblo, diferir radicalmente de las odiosas formas con que nos lo presenta el estado actual. La industria socialista, para convertirse en atrayente, necesitará cumplir las siete condiciones siguientes:

 

1° Que cada trabajador sea asociado, retribuido con dividendo y no con salario.

 

2° Que todo hombre, mujer o niño. sea retribuído en proporción de las tres facultades: capital, trabajo y talento.

 

3° Que las sesiones industriales sean variadas aproximadamente ocho veces al día, pues el entusiasmo no puede sostenerse más de hora y media a dos horas en el ejercicio de una función agrícola o manufacturera.

 

4° Que sean ejercidas en compañía de amigos espontáneamente reunidos, intrigados y estimulados por activísimas rivalidades.

 

5° Que los talleres y cultivos presenten al obrero los atractivos de la elegancia y limpieza.

 

 

6° Que la división del trabajo sea llevada al grado supremo, a fin de aficionar cada sexo y cada edad a las funciones más adecuadas.

 

7° Que en esta distribución, cada uno, mujer o niño, goce plenamente del derecho al trabajo o derecho de intervenir en cada rama de trabajo que le convenga escoger, siempre que acredite aptitudes y probidad.

 

Fourier El Falansterio

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