Viernes, Marzo 29, 2024
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La Primera Guerra Mundial.Texto. El verano de 1914

Durante los calurosos días de finales de julio, yo estaba en Cambridge, discutiendo la situación con todo el mundo. Consideraba imposible creer que Europa estuviese tan loca como para precipitarse a la guerra, pero yo estaba convencido de que, si llegaba a haber guerra, Inglaterra se vería involucrada. Yo deseaba vivamente que Inglaterra permaneciera neutral, para lo que recogí firmas de un amplio número de profesores y compañeros para una declaración que, a tal efecto, apareció en el Manchester Guardian. El día que la guerra fue declarada, casi todos ellos cambiaron de pensar. Eché la tarde paseando por las calles, especialmente en las cercanías de Trafalgar Square, observando a un entusiasmado gentío que me hacía a mí mismo sensible a tales emociones. (...) Yo había supuesto ingenuamente lo que la mayoría de los pacifistas afirmaban: que las guerras eran una imposición de gobiernos despóticos y maquiavélicos sobre una población que las rechazaba. (...)”

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